De la serie “Redescubriendo a Bach”, es una obra electroacústica músico-futbolística sobre un fragmento trabajado electrónicamente perteneciente al primer movimiento del Concierto para oboe y orquesta en La mayor, BWV 1055, del autor revisitado. Los sonidos seleccionados para la interacción con tan maravillosa obra provienen de muestras intervenidas de instrumentos de viento-metal, tambores africanos y sí; las tan vituperadas vuvuzelas. Dedicada a mi periodista deportivo preferido: mi hijo Ignacio.
Sí; lo que escucha ¡son vuvuzelas!